Como
quizá algunos habéis leído en mi presentación, este año finalicé el grado de
Traducción e Interpretación. Del mismo modo, también presenté mi TFG bajo
el título de “Traducción de fragmentos humorísticos de dos
videojuegos”. Aunque es probable que un día acabe hablando de él (en concreto
de todos los conocimientos que obtuve acerca del campo de la traducción del
humor y la localización), lo que hoy pretendo es allanar el camino a todos
aquellos estudiantes de traducción que a pesar de estar sobradamente dotados
para desempeñar una excelente traducción en su TFG, se encuentran con más de un
problema a la hora de justificar por qué han optado por una opción u otra. Y
creedme, bien porque la nuestra es una carrera muy práctica o bien porque la
teoría de la traducción se suele explicar durante los primeros años, los hay a
montones.
Mi
intención, lejos de remontarme a la monotonía puramente teórica, es presentaros
una lista de técnicas y errores de traducción que saquen de un apuro a todo
aquel que no sepa adónde acudir para justificar su trabajo práctico. Si habéis
cursado o estáis cursando estudios de traducción, recordaréis en mayor o en
menor medida su contenido, puesto que es altamente probable que algún profesor se
refiriera a alguna de estas técnicas durante el primer o segundo año al
intentar meteros en la cabeza que era preferible optar por “acoso escolar” en
vez de por “bullying”.
Sin
más dilación, os presento la lista de Amparo Hurtado con la que justifiqué las
elecciones tomadas en la parte práctica. Aunque es cierto que existen otras
listas similares, la mayoría coinciden en contenido o, al menos, son muy
similares. Aunque a mí esta me funcionó genial, os animo a escoger una lista con
la que os hayáis topado durante la realización del grado, puesto que si por
algún casual, ya en plena ponencia ante el tribunal, os preguntaran el porqué
de la elección, tan solo tendríais que replicar con la respuesta perfecta: tal
profesor la utilizó en asignatura. De este modo, en un trabajo en el que uno de
los máximos preceptos consiste en aplicar conocimientos adquiridos durante los
cuatro años de carrera, demostráis que habéis sido suficientemente audaces como
para rescatar recursos utilizados durante su transcurso que, además, son valorados
por el claustro de profesores.
Tras explicaros
por qué es recomendable su uso, me dispongo a mostraros cómo emplear estas famosas
listas, pues, tal y como he mencionado arriba, esta constituye una tarea muy
farragosa para más de un futuro traductor. En caso de que hayáis optado por la
traducción de un proyecto inédito, solamente podréis justificar el porqué de
una elección u otra desde vuestro punto de vista. En cambio, si os habéis
embarcado en un proyecto que ya estaba previamente traducido (ya sea por un
profesional o por un aficionado), además de justificar en primera instancia por
qué habéis optado por una opción u otra, también tendréis la posibilidad de
contrastar vuestras elecciones con las del primer traductor. ¡Cuidado! Esto no
quiere decir que pretendamos desacreditar a la persona a cargo de la primera
traducción, sino que, por el contrario, intentamos mejorar o justificar por qué
creemos que otra solución habría resultado más atractiva.
A
continuación os presento un ejemplo de justificación y uno de comparación de mi
TFG que podéis tomar como modelo:
1) Justificación sin comparación
Tal y como podéis apreciar, si detectáis algún
cambio significativo entre el texto de partida y el texto meta, es probable
que, sin haberos parado a pensar, hayáis aplicado una técnica de traducción. Si
consultamos la lista que os he propuesto, coincidiréis conmigo en que aquí hay
un caso de compensación. De esta manera, el siguiente paso para demostrar que
sabemos de lo que hablamos será explicar en qué consiste esta técnica y, luego,
hacer visible que esta se ha aplicado en los elementos analizados.
2) Justificación con comparación
En
esta ocasión, como en el caso anterior, también se aprecia una justificación, sin
embargo, ahora también nos servimos de la comparación. En primer lugar
desvelamos a qué técnica ha recurrido el traductor original y seguidamente determinamos
cuál hemos utilizado nosotros. Tras demostrar que somos capaces de explicar en
qué consisten las técnicas y relacionarlas con los elementos analizados tal y
como ha sucedido en el primer caso, tan solo nos queda convencer a nuestros
lectores de por qué resultaría más efectiva (o no) nuestra traducción. Cabe
destacar que el apartado de errores de traducción presentado en el documento
inicial puede resultar de gran utilidad para identificar incongruencias
traductológicas tal y como ha sucedido en el ejemplo presentado.
Antes
de dar por finalizada esta entrada, añadiré un glosario en inglés en el que se
aclaran conceptos traductológicos y en el que aparecen varias técnicas sobre
las que he hablado hoy que podéis tomar a fin de complementar la primera lista.
¡Nada
más por hoy! Estimados futuros traductores, espero que esta entrada os haya
ayudado a solventar o, al menos, a arrojar un poco de luz sobre cómo afrontar
uno de los apartados más importantes, sino el más importante, del apoteósico
titán que supone la confección del trabajo final durante el último curso de
Traducción e Interpretación.